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viernes, 3 de junio de 2011

DIRECCIÓN DE PRODUCCIÓN - Métodos de compensación

RECOMPENSAS y CASTIGOS


Muchas empresas tienen sistemas de recompensas y de castigos.
El sistema de RECOMPENSAS, se trata de incentivos para estimular los comportamientos de los empleados, se trata de mecanismos para distribuir los beneficios obtenidos. Dentro de las recompensas se pueden incluir los salarios, vacaciones, ascensos, estabilidad en los cargos.
El sistema de CASTIGOS, son sanciones o penas sobre ciertos comportamientos que no son adecuados, va a incluir medidas disciplinarias que van a intentar orientar el comportamiento de los trabajadores que realizan actitudes que no son las adecuadas. Estos castigos pueden ser advertencias verbales o escritas, suspensión de trabajos, …
Las RECOMPENSAS se aplican para reforzar las actividades humanas, para; 
  • Aumentar la conciencia y la responsabilidad 
  • Ayudar a consolidar el control
La mayor parte de las empresas los tipos de recompensas que utilizan son
  1. Vinculas con los objetivos (ganancia o pérdida), se trata de un gran potencial de valor motivacional.
  2. Vinculadas con el tiempo de servicios, estos incentivos suelen ser pequeños y buscan mantener el equilibrio salario.
  3. Vinculadas con el desempeño del trabajo, también tienen un gran valor motivacional.
  4. Vinculadas con los resultados, ya sean de departamento, globales, …. Este tipo de recompensas se comparten dentro de un grupo.
Estos tipos de recompensas, se relacionan con las retribuciones por la consecución de un objetivo, pero implican tres clases de actividades;
  • Alcance de objetivos
  • Mantenimiento del sistema interno
  • Adaptación al ambiente externo
Henry Ford, dijo;"Si hay un secreto para el éxito, es el siguiente: entender el punto de vista del otro y ver las cosas con sus ojos". De ser cierto esto, no es suficiente esforzarse por conseguir una buena formación, un título académico o un conocimiento técnico específico. Quien quiera alcanzar el éxito debe saber manejar con destreza las emociones, tanto las  propias como la de los demás.
Las emociones positivas estimulan el éxito profesional y personal, si nos gusta y entusiasma la tarea que realizamos, nos resultará un placer cumplir con ella. Si nos sentimos a gusto en nuestro puesto de trabajo porque nuestros compañeros de trabajo son agradables, cooperativos y empáticos, nuestro rendimiento será mayor.
Las emociones negativas nos frenan porque cuando nos disgustamos por culpa del jefe, nos desmotivamos y nos cuesta implicarnos, comprometernos con el trabajo. Si tenemos miedo de perder nuestro puesto de trabajo, sin darnos cuenta cometeremos más equivocaciones, errores durante la jornada laboral. Cuando los trabajadores temen constantemente ante la posibilidad de perder su puesto de trabajo, su capacidad para rendir en forma efectiva disminuye y se resiente.
La inseguridad perjudica el ambiente general de la empresa, los compañeros pasan a ser, en primer lugar, la principal competencia. Comienzan las interrogantes, la imaginación vuela hacia posibles perdidas: ¿Quién conservara el empleo en la próxima oleada de despidos? ¿Qué hacer para estar entre los que conservaran su empleo? Y he aquí otra deficiencia. Cuando los empleados se hacen a la idea que, según y cómo, no van a quedarse en este trabajo mucho tiempo, apenas se identificarán con la empresa y con sus objetivos.
Cuando los empleados logran identificar la empresa y participan, siendo escuchados para tomar, adoptar los objetivos de la organización como propios y ponen todo su empeño en alcanzarlos ya que se sienten bien motivados.



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